La mayoría de los padres y madres ven las instalaciones de los Parques Infantiles que pueblan nuestras ciudades como una zona en la que dejar “aparcados” a los más pequeños durante un rato, y poder descansar (eso sí, sin quitarles el ojo de encima). Sin embargo, los parques infantiles, además de esa función teórica, cumplen otras mucho más importantes, y que a simple vista no somos conscientes de ello.

En primer lugar, y obvio, el niño que juega en los parques infantiles lo hace al aire libre, lo cual es una fuente de energía y vitaminas. Además, la presencia más que probable de otros niños, despierta el proceso de socialización; Deberá convivir con otros niños que están utilizando el Parque, y en cierta medida deberá empezar a “negociar” con ellos el turno en la utilización del columpio, el espacio en el banco de arena o en el tobogán.

También es el entorno del Parque Infantil donde el niño empieza a tener consciencia de la amistad, ya que día a día convive con otros usuarios de su edad, y empieza a tener en su mente el concepto de “amigo” o “amiga” a la que ve a diario.

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Otro de los factores positivos de los Parques Infantiles es el beneficio que ofrece para la función motora del niño. El uso de los diversos juegos facilita la coordinación del movimiento, la velocidad y la fuerza.

 

Normalmente, el Parque Infantil es el primer lugar en el que el niño puede empezar a disfrutar en cierta medida de autonomía. Esta circunstancia, estimula su imaginación ya que empieza a asociar esa libertad de movimientos con nuevos elementos en su día a día.

Los padres –o las personas que se encarguen del cuidado de los niños en cada momento-  también tienen una serie de “obligaciones” a la hora de llevarlos a un Parque Infantil. Lo más importante es verificar que las instalaciones se encuentran en buen estado y que son seguras para el juego. Hay una extensa normativa de la Unión Europea al respecto (UNE-EN 1176 y 1177)

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Es importante que el niño sepa en todo momento dónde estás ubicado, que te vea de vez en cuando para sentirse seguro, y que poco a poco vaya manifestando su independencia.

Los padres pueden incentivar para que los niños prueben nuevos juegos, aunque hay que hacerlo con cuidado ya que la curiosidad propia del niño le hace, a veces, intentar juegos para los que todavía no está preparado. En esos casos es importante ayudarle, guiarle en el descubrimiento de una nueva actividad y sobre todo, en su capacidad para utilizar de forma útil el juego.